El cierre de la formación permanente es un momento significativo en la vida de las hermanas que han estado dedicando tiempo y esfuerzo a su desarrollo espiritual y personal. Esta etapa de formación suele ser un período de crecimiento, aprendizaje y profundización de la fe y el compromiso religioso. Es un proceso que prepara a las hermanas para asumir sus responsabilidades en la comunidad religiosa y en la sociedad en general.

La celebración del cierre de la formación permanente reviste una gran importancia, ya que marca la culminación de este proceso de crecimiento espiritual y personal. Es un momento para reflexionar sobre lo aprendido, las experiencias vividas y el camino recorrido. También es un momento de agradecimiento por la guía espiritual y el apoyo brindado por la comunidad religiosa, así como por el compromiso de las hermanas con su vocación.

La elección de realizar esta celebración eucarística en el eremitorio de Totoral añade un elemento especial a este evento. Un eremitorio es un lugar tranquilo y apartado, propicio para la oración, la meditación y la comunión con la naturaleza. Este entorno proporciona un ambiente propicio para una experiencia espiritual profunda y significativa, la cual se vivió en conjunto con los Hermanos Franciscanos.

A continuación compartimos algunas fotografías de este día.

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